• Astronomía

    Así, pues, es posible que la naturaleza de la tierra,
    ofreciendo los principios al alado fuego, haya engendrado los cometas;
    también es posible que la naturaleza, de forma misteriosa,
    haya creado esas antorchas como estrellas que brillan con tenue llama
    en el cielo; pero el Titán -con su violento ardor atrae hacia sí a los brillantes
    cometas, los absorbe en su propio fuego y enseguida los abandona,
    como hacen el Cilenio y Venus (cuando este planeta trae la noche,
    una vez encendido su lucero vespertino), que se ocultan con frecuencia,

  • El fonendoscopio

    El fonendoscopio es el único instrumento capaz
    de situar la subterránea tristeza del corazón.

    Plantaciones de margaritas, cubiteras de hielo,
    obuses rojos, se descubren con increíble asombro
    al.

  • Oda a la crítica

    Toqué mi libro:
    era
    compacto,
    firme,
    arqueado
    como una nave blanca,
    entreabierto
    como una nueva rosa,
    era
    para mis ojos
    un molino,
    de cada hoja
    la flor del pan crecía
    sobre mi libro:
    me cegué con mis rayos,
    me sentí demasiado
    satisfecho,
    perdí tierra,
    comencé a caminar
    envuelto en nubes
    y entonces,
    camarada,
    me bajaste
    a la vida,
    una sola palabra
    me mostró de repente
    cuanto dejé de hacer
    y cuanto pude
    avanzar con mi fuerza y mi ternura,
    navegar con la nave de mi canto.


    Volví más verda

  • Un poema a las estrellas

    Hoy escribo en honor a las estrellas:
    inquietas lucecitas eternas y bellas,
    sinónimo de sueños, de ambiciosas metas,
    de cosas hermosas y amor celestial.
    ¿Qué sería de la vida si no existieran ellas?
    sin esos diamantes de divino fulgor
    que salpican el cielo de gotitas luminosas
    y tejen ilusiones en interminable labor.
    Traviesas grageas de perenne brillo,
    que en laboriosa obra llena de minuciosidad
    bordan constelaciones y delinean con destellos
    el fabuloso tapete celestial.

  • Gamma-3

    Con todo el prosaísmo que el caso requiere, rindo homenaje
    a Joaquín María Bartrina, autor de aquellos estupendos
    versos de amor que dicen: «Iban los dos mamíferos
    hablando / cuando Juan se inclinó, con el deseo / de ofrecer
    a su amada, suspirando / un
    Dyanthus Cariophyllus de
    Linneo.»


    - ¿Y si habláramos de Dios?
    - No me han presentado nunca
    a ese importante señor.
    - ¿Y si habláramos de amor?
    - ¿Otra explosión? ¡Por favor!,
    basta de revolución.
    - Te propongo una ecuación.
    Anda, y bésame.

  • Búho

    El ojo inmóvil,
    pez de tierra firme,
    encendido de noche en su fijeza.
    Las garras que se adentran en la carne,
    el pico curvo para el desgarramiento...
    ¿De cuál sabiduría puede ser símbolo
    sino de la rapiña, el crimen, el desprecio:
    todo lo que ha hecho tu venerada gloria,
    Occidente?

  • Me gustan las matemáticas

    Como ninguna otra ciencia
    Me gustan las matemáticas
    Porque agotan mi paciencia
    Con cuestiones enigmáticas

    Confieso, sin estridencias,
    Que me resultan simpáticas
    Todas las circunferencias
    Y demás curvas cuadráticas

    Yo comprendo que la gente
    Piense que soy diferente
    Porque me gusta soñar

    Con las series divergentes
    Los números trascendentes
    Y la función modular

  • El número PI

    El número PI es digno de admiración
    tres coma uno cuatro uno
    todas sus cifras siguientes también son iniciales
    cinco nueve dos, porque nunca se termina.
    No permite abarcarlo con la mirada seis cinco tres cinco
    con un cálculo ocho nueve
    con la imaginación siete nueve
    o en broma tres dos tres, es decir, por comparación
    cuatro seis con cualquier otra cosa
    dos seis cuatro tres en el mundo.

  • Soy Gagarin, el hijo de la tierra(fragmento)

    Soy Gagarin.
    He volado el primero
    y vosotros volasteis después que yo.
    He sido dado para siempre
    al cielo, por la tierra
    como el hijo de la humanidad.
    En aquel abril
    los rostros de las estrellas, que helaban sin caricia,
    cubiertas de musgo y de herrumbres,
    se calentaron
    por los lunares colorados de Smolensko.
    Pero los lunares han atardecido.
    Qué terrible me resulta
    que no quede ni un bronce, ni una sombra,
    no poder acariciar ni la hierba, ni un niño,
    ni hacer crujir el cancel de un jardín.

  • Magma

    La cantidad de tierra no termina
    de cambiar nuestros ojos.
    Inútil extensión,
    para qué idioma,
    mínima lava aquí toda la luz.

    Líneas de tiza rojas: rejas
    por las que no es posible
    responder.
               Bajo su sombra
    qué espacio inmóvil
    pierde transparencia.
    No pierde: da, declina,
    mundo ofrece
    a cuanto de lo sido
    a ti
    te es anterior.